lunes, 28 de septiembre de 2015


Rojo


Me detengo y solo te miro. A dos metros, pareces inalcanzable, pero al cruzar, puedo ver esos ojos achinados, el iris color negro, al igual que tu cabello que combina, ya lo creo, con tu tez blanca. Aquel labial rojo intenso que llevas en esos labios gruesos no hace más que generar angustia por acercarme, pero no. No debo.

Solamente me queda tomar fotos mentales, colocándolas allí, en algún lugar de la memoria, sintiendo la impaciencia por no saber si ir corriendo o salir corriendo. Este exilio no me deja olvidar el movimiento que hacías con la cabeza para asentir que duele la vida que te toca vivir, cuando ya no puedes contener más las lágrimas de sentirte sola….sola….sola. El ronroneo del gato mimado, tu ronroneo, ¿dónde está?

Firmes aparecían tus delgadas piernas, muy juntitas, mientras conversabas en la calle, como si hubieras sido la mejor en la fila del colegio. Nunca había visto tal simetría porque la mayoría solemos pararnos relajados, cansados. Con solo ese detalle, imaginaba, que el lugar de donde venías, todo había sido así: recto, frío, seco, muerto.

Y no te entendí, menos comprenderte porque de donde vengo nunca hubo reglas ni rectitud ni mandatos, ni dolor. La antítesis de tu existencia. Por eso te miro desde lejos, que es lo único que no me puedes quitar, ya que la calle es inmensa y mi ida y venida hacia aquí, constante, casi perpetúa, porque así lo deseo. Tus uñas de ahora, marrones oscuras, señalan que andas preocupada, tal vez los cursos de los últimos ciclos, quizás el no saber si alcanzará para tu almuerzo, porque la alegría era rosada, la diversión, roja, la inquietud de tu ser, azul. ¡Cómo olvidar cuando no quieres olvidar!

Nunca más ese puchero engreído que solía traer carcajadas donde las palabras ya no servían, pero los gestos lo eran todo. Ahora, a kilómetros de ti, bajo del tren y puedo comprender que hiciste lo correcto. Tal vez la luz roja de ese cuarto que me espera alivie mis penas y borre, por treinta minutos o una hora, lo que pudo ser. 



Chapa tu choro

-¿Sabes qué? Ya perdiste, causa, ya perdiste, pe. Dame la billetera, de una vez sino te meto plomo. De una vez, no mires atrás, ni al costado. Pásamela por aquí abajo….. No,no, no….. no te muevas, conchatumare. No te hagas el tercio, causa…. Déjate de huevadas, conmigo, a la firme, nada de huevadas. De una vez, carajo…Que me miras! que me miras!
-Ya esta, bien…tranquilo…solo tengo 100 soles en la billetera, nada más. Pero..tranquilo, pues. Dame mi dni, por lo menos. No te va a servir. Deja que me lo quede, después el tramite es mucho papeleo y…….
-Cállate, huevón. Mira para otro lado….apenas el carro para, zafo….y tú ni me mires, carajo, sino te plomeo. Bajan en la esquina, papi……bajan, aquí atrás…abre la puerta, pe varón.
-Y tu pasaje? No te hagas el loco. El pasaje esta un sol…..ya, paga paga de una vez.
-Pero no tengo pe, papi, a la firme, se consciente. Recién he salido de Luri. Bajo aquí noma…
-Oe, tu pasaje de una vez, no me hagas perder el tiempo. Estoy chambeando. Paga, paga..
-Ratero! Ratero, me ha robado la billetera!
-Todavía vienes a trabajar a la gente. Estas bien huevón, tu ah….. Para el carro, gordo!....hay que bajar a este cojudo.
-No pe, varón. A la firme,es pa mi chibolo, recién ha nacido.  
- Gordo! Ven acá! Hay que ajustar a este payaso…
- Pero quítenle el arma, primero. Está en el bolsillo. Yo solo quiero mi billetera, nada más.
-Ya pues, avancen. Se me hace tarde……Me ensarte con este micro, caracho.