domingo, 17 de agosto de 2008

Anhelo


extracto de llamada telefónica del reo 16748 desde la cárcel de máxima seguridad en Valiant, Islandia, 12 minutos antes de su ejecución la noche del martes 22 de agosto de 1986. Ebert Langley

....entra a mi habitación, mamá y cántame una canción para poder dormir como solías hacerlo de niño cuando los monstruos y fantasmas de la noche robaban mi sueño infantil. No te vayas, quédate a mi lado.....toca mi cabeza, despeina mis cabellos con tus dedos. Quiero sentir que me cuidas, saber que me quieres, quiero abrazar los brazos de Morfeo con tu canto maternal....no permitas que deje mi habitación porque te juro la noche me cobijará y mis demonios vendrán a inquietar a tu hijo, perdido en el sendero de la noche que no conoce tu nombre. Sufres desde que deje de ser niño, pero no te culpes a ti misma...solo una canción, mamá, una canción de cuna, así podré ver tu rostro de profundas grietas, de ojos acuosos, de noches en vela.... ¿Por qué esas ojeras ,mamá?.... no me mires así. He bajado de peso, estoy pálido y apenas limpio, lo sé...ya no soy tu ángel de la guarda que abrazabas con ternura, aquél niñito que su mamá peinaba con dedicación y devoción. Me perdiste para siempre, pero no estoy muerto aún.........sigue cantando, así podré soñar que mi vida y la tuya unidas están. Abriré los ojos en mi sueño, llegarás a ver que tu angustia viviente es otra persona, alguien con un destino labrado y exitoso que encontrará premio a su esfuerzo, detrás del arco iris que esconde el botín. No quise un pedazo de pan ni tus ricas galletas, mamá.....tenía hambre, es cierto, pero no de alimento sino de tu cariño, en cantidades suficientes, para borrar las que he fumado y bebido, ansiando encontrar el momento perdido donde todo cambió...

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